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Como todos sabeis, el año que viene -2015- toca Procesión Magna. He creído oportuno ir metiéndonos en ambiente completando nuestro Estudio Histórico de Itinerarios con el análisis de las Procesiones Magnas antiguas. Vamos a hacer un somero repaso por este singular acto, cuántas veces se ha celebrado, con qué configuración, qué pasos y qué recorridos se dispusieron en cada ocasión. También repasaremos un peculiar acto paralelo que se organizaba en ese día, como era el Sermón de la Soledad y la procesión de las Damas de la Soledad. Comenzamos:

Procesiones Magnas de Cáceres en los años 50

La Procesión Magna de Cáceres se ha celebrado completa hasta la fecha en siete ocasiones: los años 1957, 1958, 1959, 1960, 1989, 1994 y 2010. También estaba programada para los años 1965 (este dato sin confirmar), 2000 y 2005 pero por culpa del tiempo tuvo que suspenderse o directamente no salir. En el año 2000 no se organizó el cortejo, aunque sí salió la procesión del Santo Entierro, y en el año 2005 sí se organizó y salió el Cortejo Magno, pero se disolvió por una tormenta en mitad de recorrido cuando la Cruz de Guía estaba en la calle de Pintores y la Virgen de la Soledad estaba en el primer tramo del adarve del Padre Rosalío. Si se quiere también se puede considerar como Magna (aunque fuera de las fechas de S.Santa) el Rosario Magno de 2013.

NOTA: suele decirse que la Procesión Magna no se celebra desde 1960 por la escasez de cofrades. Yo he leído que a partir de ese año se decide celebrarla cada cinco años (no anualmente como se venía haciendo) y que estaba prevista y organizada para 1965, suspendiéndose por mal tiempo. Después ya sí se deja de celebrar en los años 70 por culpa de la decadencia de las cofradías. Por desgracia no conservo la fuente ni recuerdo dónde lo he leído, asi que lo comento solo como dato adicional.

Sea como fuere, tan solo se han celebrado y están documentadas cuatro Procesiones Magnas anteriores a la época moderna de la Semana Santa de Cáceres: las de 1957, 1958, 1959 y 1960. El presente estudio se centra en estos cuatro actos.

Breve historia de la Procesión Magna

Los orígenes de la Procesión Magna datan de 1957, fecha de fundación de la Comisión Pro Semana Santa. Una de las principales iniciativas de este órgano fue la de celebrar la Procesión Magna, propuesta recogida en acta por primera vez en la Comisión de Cultos al Exterior y Protocolo el día 20 de febrero de 1957.

La propuesta inicial contempla la celebración de la Procesión Magna para ese mismo año de 1957, de forma separada a la procesión del Santo Entierro, y se concibe como una representación de la Pasión de Cristo. La idea se desarrolla y se organiza en poco más de un mes. Posteriormente sí terminaría por incluirse la procesión del Santo Entierro dentro del cortejo de la Magna, como veremos más adelante.

La organización y coordinación de la procesión Magna recaía sobre la cofradía de la Soledad, la comisión Pro Semana Santa y un mayordomo del resto de cofradías elegido ex-profeso para tal función.

En aquellas procesionas Magnas se configuraba un solo cortejo, con todos los hermanos de escolta de la Soledad distribuidos en filas entre los distintos pasos. No era como ahora, que cada cofradía desfila en orden una detrás de otra con sus hermanos, sus insignias y sus capuchones.

Procesión Magna del 19 de abril de 1957

Como ya hemos dicho, la procesión Magna de 1957 se concibe inicialmente como una representación completa y cronológica de la Pasión de Cristo. Los pasos que participan se escogen, por tanto, según este criterio, tanto este primero año como también en 1958. En este caso son los siguientes, por orden de presencia en el desfile:

  • Oración en el Huerto
  • La Flagelación
  • Caída de Jesús
  • Cristo de las Batallas
  • Nuestro Padre Jesús Nazareno
  • Virgen de la Esperanza
  • Cristo del Humilladero
  • Cristo de las Indulgencias
  • Virgen de las Angustias
  • Dolorosa de la Cruz
  • Santo Sepulcro
  • Virgen de la Soledad

La procesión salió de la Plaza de Santa María a las 19:30 horas solo con los dos pasos de la Soledad. El resto de pasos y cofradías se incorporaron en la plazuela de Santiago, para realizar este recorrido: Santa María, Tiendas, Cuesta del Maestre, Caleros, Plaza de Santiago, Camberos, Muñoz Chaves, Plaza del Duque, Gabriel y Galán, Plaza General Mola (donde tenía lugar el Sermón en honor de la Virgen de la Soledad), Generalísimo Franco, San Juan, Sergio Sánchez, Pizarro y Soledad.

Detrás del paso de la Dolorosa de la Cruz desfilaron los alumnos del seminario junto con sus profesores, y detrás del paso del Sepulcro desfiló el tradicional cortejo de hombres que en ese año la prensa cifra en más de dos mil. Al terminar la procesión en la Soledad se disolvió todo el cortejo y la cofradía de la Soledad volvía a iniciar un segundo desfile, esta vez solo con la Virgen, hasta la Plaza Mayor, para celebrar allí el Sermón de la Soledad, que pronunció el reverendo D. Elías Serradilla, y posteriormente la procesión de las mujeres de la que daremos cuenta más adelante.

 

Procesión Magna del 4 de abril de 1958

En esta ocasión el planteamiento de la Procesión Magna es similar al del año 1957, cuya organización resultó un éxito en todos los sentidos, como muestra la foto anterior de los titulares de prensa. En 1958 procesionaron los siguientes pasos:

  • Oración en el Huerto
  • Cristo de las Batallas
  • Cristo del Humilladero
  • Virgen de la Esperanza
  • La Verónica
  • Virgen de las Angustias
  • Dolorosa de la Cruz
  • Virgen de la Soledad

No consta en ningún sitio que procesionase el Santo Sepulcro (como se conocía entonces al paso de Cristo Yacente), cosa que me extraña mucho pero bueno. Tal como lo hemos encontrado hemos de contarlo.

La salida fue a las 19:30 horas del Viernes Santo, y el recorrido fue el mismo que el año anterior aunque con una ligera modificación al final, que ya veremos por qué se hizo: Plaza de Santa María, Tiendas, Arco del Socorro, Cuesta del Maestre, Caleros, Santiago, Camberos, Muñoz Chaves, Plaza del Duque, Gabriel y Galán, Plaza del General Mola (Plaza Mayor), Generalísimo Franco (Pintores), San Juan, San Pedro, Donoso Cortés.

En este punto el cortejo completo continuaba por Pizarro hasta la ermita de la Soledad, donde se disolvió, pero la Virgen acortaba por Sergio Sánchez, San Juan, Defensores del Alcázar (Gran Vía) y Plaza del General Mola, para celebrar el Sermón de la Soledad frente al atrio del ayuntamiento. De esta manera se ahorraba algo de tiempo respecto al año anterior, en el que recordemos que la Virgen acompaño a todo el cortejo Magno hasta su ermita para luego regresar en procesión hasta la Plaza e iniciar el Sermón de la Soledad a una hora bastante tardía.

Una vez concluido el sermón, comienza la procesión de las Damas de la Soledad (solo con mujeres y con hermanos de la cofradía de la Soledad) con el siguiente recorrido de regreso a la ermita: Vuelta completa por la Plaza del General Mola, Generalísimo Franco, San Juan, Sergio Sánchez, Pizarro y Soledad.

Como dato relevante, observamos que en muchos de estos recorridos el cortejo discurre por la calle Tiendas y Cuesta del Maestre hacia Caleros. La Cuesta del Maestre, hoy con escalones y barandilla intermedia, entonces era lisa y permitía el paso de las procesiones. Enfrente del Arco del Socorro existían unas viviendas, posteriormente derribadas para dar lugar a la que hoy conocemos como Plazuela del Socorro, y que entonces simplemente era una prolongación de la calle Tiendas, tal y como vemos en la siguiente imagen:

Calle Tiendas y Arco del Socorro

Procesión Magna del 27 de marzo de 1959

El recorrido íntegro y oficial de la Magna de 1959 fue el siguiente: Plaza de Santa María, Tiendas, Cuesta del Maestre, Santiago, Camberos, Muñoz chaves, Plaza del Duque, Gabriel y Galán, Pza Gral Mola (paso por Tribuna Oficial), Generalísimo Franco (hoy Pintores), San Juan, San Pedro, Donoso Cortés, S. Sánchez, Plaza de San Juan, Defensores del Alcázar, Plaza del General Mola, Arco de la Estrella y Plaza de Santa María.

Como vemos, ligeramente distinto de los dos años anteriores. Además de ese itinerario oficial, como era costumbre cada cofradía realizó el trayecto que le correspondiese de ida y vuelta desde su templo.

La procesión se salió de Santa María a las 18:30 horas del Viernes Santo, una hora antes que el año anterior (nuevamente para evitar que los actos concluyesen a horas intempestivas).

Hay una novedad importante en la Procesión Magna de 1959, y es que en esta ocasión se decidió que solo desfilasen crucificados. Desfilaron por tanto estos pasos y por este orden:

  • Cristo de Limpias
  • Santo Cristo de la Vera Cruz
  • Cristo del Humilladero
  • Cristo de la Buena Muerte
  • Cristo de los Estudiantes
  • Cristo de las Indulgencias
  • Santo Sepulcro
  • Virgen de la Soledad

Obviamente aquí hay que hacer varias consideraciones. En primer lugar, el Cristo de Limpias era una imagen que se encontraba en Santa María y en esa ocasión procesionó acompañado por la cofradía de las Batallas.

En segundo lugar, yo no he encontrado ninguna referencia sobre qué imagen es ese Santo Cristo de la Vera Cruz que procesionó en nombre de la hermandad de San Mateo, si bien es la propia cofradía quien aporta esta información y por tanto está plenamente contrastada.

Por último, se cuenta también que en esa Magna procesionó el Cristo de la Agonía (Parroquia de San Eugenio, Aldea Moret), aunque este dato no consta en el acta de la comisión Pro-Semana Santa ni tampoco aparece en el anuncio oficial en prensa de la época, así que lo dejamos como curiosidad o leyenda urbana. Recordemos que en aquella época no existían los medios actuales, y era común que las cofradías usasen la radio y los periódicos para emitir sus comunicados… de modo que a veces la tradición oral, con sus ventajas y desventajas, es lo único que nos queda.

Como dato curioso, vemos que el recorrido de la Magna de 1959 pasaba dos veces por la Plaza Mayor. Primero accede por la Plaza del Duque hacia Pintores (para pasar por la tribuna oficial, situada entonces a la altura de los soportales del Pato) y más tarde bajaba por Gran Vía hasta el Arco de la Estrella. En este segundo paso por la Plaza fue cuando estaba previsto que se colocara a la Virgen de la Soledad en el atrio del Ayuntamiento para celebrar el Sermón de la Soledad. Justo después de este acto se iniciaba desde ahí la procesión de las Damas de la Soledad. Este era un acto muy tradicional de la cofradía del Santo Entierro, que tenía su razón de ser en que entonces, y hasta el año 1975, en el Santo Entierro (y por consiguiente también en las Magnas) únicamente podían participar hombres mayores de 16 años.

Pues bien, esta procesión de las Damas de la Soledad de 1959 no se celebró como estaba previsto y acordado en las actas (y como se indicó en la Guía oficial de aquel año) sino que se hizo al final de la Procesión Magna, cuando la Virgen de la Soledad llegó a Santa María. El itinerario de esta procesión de las Damas de la Soledad fue el siguiente: Plaza de Santa María, Arco de la Estrella, Plaza del General Mola, vuelta por la plaza para pasar por tribuna oficial, Generalísimo Franco (calle Pintores), San Juan, Sergio Sánchez, Pizarro y ermita de la Soledad.

Otro dato histórico curioso es que ese año de 1959 llovió el Miércoles Santo; la procesión de los Ramos se suspendió entonces pero se decidió trasladarla y se celebró con total normalidad el Viernes Santo por la mañana. Pocas horas después el Cristo saldría en la Magna por la tarde, así que ese día el Cristo de la Buena Muerte salió en procesión dos veces y atravesó la Plaza Mayor cuatro veces (porque el recorrido de los Ramos también pasaba dos veces por la Plaza, tal y como podemos comprobar en el Estudio Histórico de Itinerarios).

Procesión Magna del 15 de abril de 1960

Para este año 1960 se vuelve a cambiar la configuración de la Procesión Magna. En esta ocasión la procesión de la cofradía de la Soledad sale de Santa María a las 19.00 horas en solitario, y realiza su recorrido habitual bajando por Tiendas, Cuesta del Maestre y Caleros hasta Santiago. Allí se incorporan el resto de pasos de las demás cofradías y se inicia la Procesión Magna como tal.

Estos pasos fueron los siguientes:

  • Oración en el Huerto
  • Cristo de las Batallas
  • María Corredentora
  • Jesús Nazareno
  • Virgen de la Esperanza
  • Cristo de los Estudiantes
  • Virgen de las Angustias
  • Dolorosa de la Cruz

El dato más relevante de este año es que la cofradía de los Ramos vuelve a procesionar en la Magna la Virgen de la Esperanza, que justo acababa de estrenar su paso de palio plateado. Anteriormente desfilaba en un paso también de palio, pero de madera de nogal y de menores dimensiones. Esto obliga a recortar el itinerario del año 1959 (también obligó a modificar sustancialmente el recorrido que hacía entonces la cofradía el Miércoles Santo), de forma que la procesión Magna completa únicamente ha el siguiente recorrido: Santiago, Camberos, Muñoz Chaves, Plaza del Duque, Gabriel y Galán, Plaza del General Mola, Generalísimo Franco (Pintores), y San Juan.

Se suprime por tanto el paso bajo los arcos de la Estrella y del Corregidor del año anterior, camino de Santa María.

En la plaza de San Juan se disolvió el cortejo y cada paso volvió a su templo por el camino más corto.

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He recibido con agrado una carta de la cofradía de la Soledad informándome, como hermano con derecho a voto que soy, de los dos candidatos que concurren a las elecciones del próximo viernes y del programa e intenciones que presentan ambos. 
En mi caso particular la cofradía tiene mi dirección de email, y la verdad es que hubiera preferido recibir la comunicación en mi bandeja de entrada y ahorrar a la hermandad el gasto tanto en sellos como en cadáveres de árbol. Ya sabemos cómo funcionan aún estas cosas y lo cierto es que tampoco lo esperaba, pero bueno. No será por no decirlo.
El sobre incluye un breve mensaje de cada uno de los candidatos (Inés María Ferreira Bermejo y Miguel Ángel García Moreno), en el que explican a grandes rasgos sus ideas y quiénes van a ser las personas que formen parte de la junta directiva en cada caso. Y me parece una iniciativa muy interesante, que yo al menos como hermano valoro bastante. Más de una vez hemos votado a un nombre o a una cara conocida sin saber quiénes van a ser las demás personas que ocuparán los cargos directivos; personas que en muchos momentos también van a tomar decisiones cruciales para el devenir de la hermandad y que van a intervenir en todos los procesos de gestión de la misma, en ocasiones con mayor alcance incluso que el propio mayordomo. 
También me congratulo como hermano de la Soledad, porque tener la oportunidad de votar entre dos candidatos, dos grupos de personas dispuestas a trabajar por la cofradía, es un síntoma de salud y de que la institución está muy viva. No siempre se da el caso.
Las votaciones, por si hay algún despistado, son el próximo viernes 22 de noviembre en la ermita de la Soledad, de 12:00 a 20:00 horas.

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Uno de los debates que más se repite últimamente es que el número de hermanos de carga ha decrecido, y que algunos pasos ahora salen sin relevo cuando antaño sacaban siempre dos turnos. Esto ocurre y no se puede negar, aunque ojo: también hay ejemplos de lo contrario. Pero contra este argumento, a veces es difícil razonar que la supresión de un turno no necesariamente implica una rebaja proporcional del número de hermanos, ni mucho menos «casi la mitad» como más de una vez he escuchado. Esto no son matemáticas puras. 

Pasaré por alto el hecho de que hoy tenemos en Cáceres bastantes más varales por alimentar que hace quince o veinte años. Pero sí sostengo que en la actualidad, aunque en casos puntuales haya menos turnos, estos van mucho más llenos que entonces. Los factores son variopintos, no viene al caso enumerarlos pero podríamos hablar de la implantación hegemónica de los varales corridos -que antes eran una excepción- o de las costumbres, entre otros. Se mete más carne debajo del paso. Y la diferencia de hermanos, por tanto, no resulta tan amplia como a veces nos puede parecer.
Rescato esta imagen de finales de los años 90: Cristo Yacente, cofradía de la Soledad. Contamos claramente nueve hombres por varal, y en el mejor de los casos dos en los varales centrales (no se aprecia el trasero ni se ven hombres por debajo). Esto suman 22 hombres, quizás 21.
Cristo Yacente, finales de los años 90.
Esta otra imagen, tomada el Viernes Santo de 2012, pertenece a la misma cofradía y al mismo paso. Se cuentan trece hermanos de carga por varal, y además -servidor es uno de ellos- doy fe de que por debajo del paso arrimaba el hombro al menos un hermano más (no recuerdo si incluso llegaron a ser dos en algún momento). Los varales centrales estaban completos con dos hermanos delante y dos detrás. En total 31 personas, quizá 32.
Cristo Yacente, 2012.
Las andas no son las mismas, pero sí sus medidas -las dimensiones de la ermita de la Soledad no permiten jugar mucho con los centímetros-, y además los más veteranos recordarán que aquel paso donado por la Caja de Extremadura era especialmente agrio, pesado, sin duda más que el actual.
Aunque este no sea más que un ejemplo aislado -no tenemos en la red muchas fotos de la década de los 90-  creo que la comparativa abre espacio para la reflexión.  ¿Realmente la diferencia -evidente, por otra parte- es tanta como queremos imaginar? ¿Quizá el paso del tiempo distorsione la memoria, y recordemos los años del boom semanasantero con mayor esplendor aún del que sin duda tuvieron?
En otra ocasión, además, habrá que analizar aquellos pasos cuyo número de hermanos y de turnos ha aumentado notablemente. Son más de uno y más de dos. Hemos asistido, sin ir más lejos, a la primera vez que una cofradía amplía su itinerario a petición popular para que sus hermanos puedan disfrutar más tiempo de la carga.

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A lo largo de este año se ha polemizado mucho sobre la remodelación de la Plaza de la Soledad, y cómo afectaría a la salida y entrada de la hermandad homónima. El pasado Domingo de Resurrección pudimos comprobar el resultado de primera mano. 
 Soy hermano de carga de la cofradía de la Soledad, y he podido entrar y sacar sus pasos numerosas veces a razón de cuatro por año, lluvia mediante. He de decir que personalmente la experiencia de este 2011 me ha resultado mucho más incómoda. Como sé que pasarán los lustros y las décadas y todos nos acabaremos acostumbrando a la situación actual, no quiero dejar pasar la ocasión de poner de manifiesto varias cosas, ahora, aún con el hombro caliente, y con el recuerdo vivo de lo acontecido en estos meses previos:
1 – La salida y entrada de los pasos, especialmente los de Virgen, es notablemente más problemática que antes. Y antes tampoco era ningún regalo.
2 – La plaza podía haber quedado exactamente igual de bonita -o de fea, según gustos- con otras medidas para la fuente y dejando más margen de operación para la salida de la hermandad.
 3 – No es lo mismo hacer una prueba de salida una noche cualquiera, con la plaza vacía, con el ambiente distendido, con la gente descansada, y sin imágenes sobre los pasos, que hacer la operación en condiciones reales, con la plaza repleta de gente, con muchas personas subidas encima de la fuente, con los hermanos cansados, con las imágenes sobre las andas (mucho menor margen de maniobra al tener que salir desde más abajo), con jaleo, con nervios y con gritos.
4 – Leí antes de S.Santa unas declaraciones del concejal de obras en relación a este tema, como quitándose el marrón de encima, viniendo a decir que ellos habían hecho las obras con las medidas y referencias que les había dado la cofradía. Mire usted: ése es precisamente el problema. Una corporación responsable y seria en su trabajo, que se trae entre manos una fiesta de I.T Internacional (pretendida, por aquel entonces), no acude a nadie para pedir medidas ni referencias. Ya lo hubiera tenido todo en consideración de antemano. No ha sido así, y por eso ha pasado lo que ha pasado con el proyecto -no entraré en los sucesivos cambios efectuados sobre la marcha, ni en la esperpéntica idea inicial con los bancos frente a la puerta. Y por eso tenemos el resultado que tenemos: un obstáculo más que desluce una parte, un día, un momento importante de nuestra semana mayor.

50 – Bienvenidos a abril

Todo vino de repente. La noche nos arrinconaba amenazante, robándole una hora al espacio que la tradición le tiene asignado, y ciñéndose sobre nosotros como cruel espada de Damocles. Nadie lo expresaba de viva voz, pero quien más o quien menos andaba con la mosca detrás de la oreja. Aquél no era su lugar. Fueron la Soledad con su serena presencia y la Zapatona con su solemne sandalia las únicas que pudieron vencer en este duelo contra la sombra. La Esperanza hizo amago de intentarlo, pero muy pronto se arrepintió, media vuelta a trompicones. Ellas deben pisar la calle con la claridad del día, así lo narran los libros. El Señor de las Batallas, que de siempre ha tenido un corazón más rebelde que el de los demás, no cedió al capricho de los científicos que le echaron la noche encima. El Perdón quiso imitar su ejemplo al siguiente día, y también le dijo tururú al mes de marzo. Definitivamente, aquél no era su lugar.
Han pasado ya doce meses desde aquella semana tan extraña. ¡Niña ponte guapa, que llega de nuevo tu cumpleaños! Vete secando los sinsabores, despídete del martirio y olvida ya el secuestro infame del año pasado. ¡Corre y dale un abrazo a tu abril!
En este abrazo se resumen la espera y la frustración contenidas durante tanto tiempo. Regresa la Semana Santa para fundirse en las manos de su legítimo dueño, tras un fugaz paréntesis en el que marzo se hiciera el encontradizo y nos la tomara prestada sin permiso, remojándola con ensañamiento, vistiéndola con otras ropas y tiñéndola con otros colores. Esta sí vuelve a ser la rutina de cada cuatro estaciones, la nuestra, la verdadera, no el tocomocho, no la caricatura, no el sucedáneo burdo de la última vez.
No sabemos cómo la recordarán las crónicas, ni qué huella dejará en la historia, pero sí tenemos la certeza de que, para lo bueno y para lo malo, saldrá de adentro de los hombres. Y de adentro nacen también los remedios para los males que ellos mismos sembraron, abonaron y recogieron. Por fin, tras largos años de deambular apuñalando nuestra condición de hermanos, la Semana Santa parece que retorna, o mejor dicho, la reconducen, a ese remanso de cordialidad del que nunca debió salir. O por lo menos a las lindes del remanso, que ya es bastante si echamos la vista atrás y recordamos todo el barro que tuvimos que tragar últimamente -unos más que otros, bien es cierto. Quiera Dios que no se rompa el equilibrio y que este cuadro tan dulce no lo pintaran con el pincel de la farsa ni con la brocha gorda del espejismo. Que las malas lenguas se las contemos a nuestros nietos tan solo como noticia histórica. Ése debiera ser el acontecimiento más recordado de este ejercicio, con una consideración muy por encima del resto. Cualquier otra cosa, aun sin sorprendernos lo más mínimo, no significaría más que una nueva muestra de ombliguismo atiborrado por parte de quien o de quienes correspondan. Y es que estas pamplinas, vamos a decirlo claramente, nada más que le interesan a los veinte locos que estamos ahí pringando meses y meses. Al cofrade común todo esto le suena a chino. Pasa. No quiere polémicas ni historias raras, que además de no interesarle ni siquiera las entiende. Él lo único que quiere es coger su túnica, hacer su procesión, pum pum pum y pa casa. Ahí está el tío. Y luego vamos llorando de que si falta participación en los cultos, más presencia en las asambleas, más colaboración en el día a día de la hermandad… pero es que, viendo lo que se cuece internamente, yo a veces ya me cuestiono si no deberíamos tomar ejemplo de ese cofrade de a pie, y dejar definitivamente de aburrirnos a nosotros mismos.
El caso es que nuestra fiesta, enemiga de la sátira y tradicionalmente muy sensible a lo mordaz, tendrá que lidiar en 2009 con una densa sucesión de estrenos y efemérides. Estas novedades, además de disparar desde muy temprano el mercurio del termómetro capillita, van a permitir a las autoridades renovar un poquito su repertorio de saludas, prólogos y discursos varios, que ya estaban empezando a coger moho.
Alcaldes y alcaldesas, concejales y personalidades diversas, afortunados gobernantes de una población afónica y apocada en la mansedumbre, nos llena de orgullo y satisfacción poder contar con su apoyo, aunque sea cada doce meses y gracias. Los cofrades, de manera entrañable, solemos acordamos de ustedes por estas fechas, cuando el pico, la pala y la hormigonera acuden puntuales a su cita con la Ciudad Antigua. Seguimos rezándole a nuestros santos para que alguna vez pongan ustedes los medios, y no las zancadillas, para alcanzar todos los logros que pregonan. Seguimos rezándole a nuestros santos para que alguna vez traduzcan en hechos todas esas palabras que repiten con tanto entusiasmo (bla bla bla turístico… bla bla bla cultural… bla bla bla 2016…) porque, de lo contrario, lo que nos vamos a comer será un gran mojón de interés internacional, para admiración de todo el continente y también por supuesto del vecindario. Preste atención, mi querido visitante, si tiene usted idea de venir a Cáceres en Semana Santa, pues a continuación le vamos a explicar las maravillas y el interés turístico que podrá disfrutar en nuestra ciudad:
El tercer conjunto monumental de Europa, no pierda detalle, inmaculadamente levantado en obras con la llegada de cada primavera. Una hostelería bandolera, para degustar los productos de nuestra tierra a precios patrimonio de la humanidad. Balcones, plazas y callejas engalanadas con óxido dieciochesco, tres manos de pintura vieja y un sutil alfombrado de cáscaras y frutos secos. Las novedades de la moda en la pasarela cofrade para esta temporada: minitúnicas de antiquísima generación con caída hacia el suelo, vaquero asomadizo y bajomanga de Ralph Lauren; chicle de menta contra la sed y gafas de sol a juego completan el conjunto. Admire la rectilínea majestad de esta concurrida legión de capirotes, clónicos, erguidos, dejando patente ese gusto por los detalles que siempre nos ha caracterizado. Centuriones romanos con reloj de pulsera acorazado, o Casio digital sumergible. Silencio sepulcral en las procesiones (y en la ventanilla de las subvenciones). Hermanos de carga que hacen valer su jerarquía frente al jefe de paso, confundiendo mando y obediencia. Allí, soterrados bajo los varales, rechinan las blasfemias y los tacos procaces, tantos que si algunos párrocos los oyeran, encontrarían al fin motivos de sobra para seguir puteándonos como nos putean. Hombres hechos y derechos de trece años paseando con alegría a nuestros ídolos sobre sus vértebras de cristal. Espectacular iluminación artística con 125V de corriente alterna. El respetuosísimo público que manda callar con discreción a las bandas de música. Una no-votada clase política cebollera, que lo mismo un año reniega de la Semana Santa que al siguiente está en la comisión para tramitar el Interés Turístico Internacional. Figúrese usted, y no va con segundas lo de figurar, lo que aportarán en esa comisión los mismos nombres y apellidos que “por principios” se niegan a presidir un desfile en calidad de alcaldía. Por principios. Tenga esto bien presente, amigo visitante, cuando de boca de esos mismos escuche por ahí los cacareos de la capitalidad cultural y del interés turístico. Ni con zancos les llega para estar a la altura del evento. ¿Qué más tenemos? Una Semana Santa impermeable (nunca se moja), guerrillas subterráneas entre clanes y hermandades, celos y rencores por los siglos de los siglos, cofradías que por encima de la palabra de Dios proclaman la palabra de los juzgados… amigo turista, acérquese a nuestro templo sin vendas ni pudor, no se olvide ni un momento de prestar gran atención, y dígame cuando se marche, con la mano en el corazón, si no ha visto usted aquí lo mismo que he visto yo. Todo esto y mucho más lo vivirá en primera persona, distinguido huésped, si acude usted en vacaciones a esta noble tierra de los llanos. Bueno, o a lo mejor son cosas mías… que soy muy malpensado.
Con todo, la ocasión igualmente lo merece, así que no se quede en casa, no permita que se lo cuenten porque jamás sentirá el latido del bombo, no lo vea por la tele que es mentirosa y esconde lo que no le conviene, olvídese de Internet que los perfumes no caben por el cable, no lo lea en los periódicos porque… buf, los periódicos, mejor me callo. No busque intermediarios, abandone los tapujos y visite el museo donde la muerte es una obra de arte. Bienvenidos sean todos a Cáceres, herencia de los hombres. ¡Bienvenidos al templo de abril!
Bienvenidos a un imperio más allá de la Tierra, un imperio tejido con hilo pobre pero digno, que rebosa de solera, de cultura y de identidad propias. Bienvenida la calidez de sus gentes, orgullosa de ser de donde es, y bienvenida la gloria de haber crecido sin más ayuda que su fe y sus sudores. Un gran imperio con su túnica por bandera, con su himno de saeta, su laurel de madreselva, un escudo en cada torre, una historia incompleta, con sus guerras entre hermanos, las horquillas por espadas, sin más regente que su pueblo, parlamento de cofrades y de leyes heredadas.
Bienvenida sea la caída de la tarde, y adiós a la tarde caída, a la noche pronta, al amanecer antes de hora. Cada una en el lugar que le corresponde, justo, preciso, ni antes ni después. Así lo dicta abril. Bienvenidas las salidas con el cielo pálido, los tintes y colores como mandan los cánones. Bienvenidos muros modestos, anchos redobles, vastos silencios, quejumbres siniestras y estandartes en su majestuosa guardia. Bienvenida cigüeña temprana en tu nido de alta rama, pertinaz centinela estatuario, corona sigilosa para esta maraña de aljibes, callejuelas y campanarios.
Bienvenido tú, que para ser cofrade te sobran el traje, el orgullo y los delirios de grandeza. Bienvenido tú, espectador inadvertido, forastero que palideces ante la verticalidad colosal de las torres moras. Tus diez mil ojos acarician mi piel. Bienvenido tú, abuelo que te desangras con cada recuerdo que recompones. Bienvenido cargador, sólo tú sientes el vértigo de encarar esa cuesta cuando pasas junto al postigo de Santa Ana. Sólo tú sufres la penumbra de ahí debajo, donde el aire se vuelve irrespirable. Sólo tú conoces lo que duele esa Plazuela del Socorro. Sólo tú sabes lo que es dejarse la salud en cada bache, en cada alcantarilla, en cada calle desnivelada. Bienvenido amigo, amiga, internetero fanático, compañero ocasional, colega de fatigas, noctívago, mentor o ayudante fiel. Sin vosotros nada de esto tendría sentido.
Bienvenidos hermanos de la Sentencia y del Dulce Nombre, aquí culmina vuestro sueño. Este cofrade os envidia. Probablemente algún retorcido se atreverá a contemplaros de brazos cruzados y mirando al suelo. Sentid lástima por él y confiad en que, por turbias que bajen las aguas, jamás se pierda el respeto. Arrimad el hombro para que Cáceres no cambie de nuevo la miel por el veneno. Y procurad que las portadas y las noticias sean para el que va arriba, y no para el que va debajo, que de sinsentidos en esta selva ya estamos curados de espanto.
Bienvenido el clavel, la espina, el cardo y el abrojo, hiedras y tríbulos por igual. Bienvenidas las púas, trancos y astillas, los sonidos y aromas que solo nosotros sabemos apreciar. Bienvenido el Cáceres del viejo tiempo, Cáceres de los fueros, de los Ulloa y de Espaderos, de Becerra y Casa Quemada, de Moctezuma y Carvajal. Cáceres de Ovando y de Pereros, Cáceres de Rivera, de Godoy y de los Condes de Adaneros. Cáceres que enciende un relumbro como salutación de sus muertos. Cáceres de los linajes que viven en las paredes. Cáceres de los púlpitos, de las troneras, los matacanes y las almenas. Del pretil de las murallas. De la crestería de los Golfines. De las gárgolas en las Veletas. Bienvenidos patios y palacios, antorchas, lunas y escalones, palmeras, pedruscos y torreones. Un cristo que se desliza entre las casas de los comendadores. El incienso en ese lujo que se llama Plaza de San Jorge. Tracatrán, clán, vaivén de lao a lao, no subirse al bordillo, ¡yo aquí voy colgao! Bienvenidos la horquilla y el varal, ya sabéis que en esta casa podéis entrar sin llamar. Seguiréis siendo por siempre los brazos de nuestra cruz de guía. Bienvenida la ilusión que me traes, el quebranto y la tensión de incertidumbre. ¿Bienvenidos los palios? Me basta con el azul de tus días.
Bienvenida feroz máquina del tiempo, bienvenido rocoso túnel que nos conduce del árabe al romano, del almohade al visigótico, de la judería al plateresco, del veintiuno a cualquier otro siglo de nuestra era. Bienvenido escenario milenario que muchos ya para sí quisieran, pocos como tú presumen de haber visto más navidades que cualquier imagen que los recorriera. Bienvenidos Pintores, Hornos, Santo Domingo, Corredera de San Juan, Arco de la Estrella, Cuesta del Marqués, Plaza de la Soledad, Caleros, Adarves, Puerta de Mérida… ni carrera oficial ni ná.
Bienvenida Afrodita de occidente, jardín del arte, altar único de los que aman sus raíces. Bienvenida feria de los sentidos, carnavales de la fe, esencia del medievo, música de todo el mundo, capital de la Pasión, del vino y de las rosas. La que no distingue edades, géneros ni condición. A ver quién te discute aquí tu trono. Agradezco en el alma, te lo juro, el dolor de quien te pariera, si acaso fuera de este mundo. Te doy las gracias por este profundo enjambre de sensaciones que lo mismo me elevan que me hastían, desde aquel lejano día en que me cogiste de la mano y yo te dije que sí. Gracias por dibujarme tus memorias en esta cinta de Moebius de doce meses de diámetro; hay que joderse, lo bonito que lo pintas… ¡nunca he sabido si nos haces o te hacemos! Gracias por permitirme dar un sentido honesto a un concepto tan traicionero y manipulado como el de religión. Gracias un año más por haber venido a visitarme antes que San Pedro. Y gracias en nombre de todos los que reducen su universo a un palo, una vela y cuatro maderos.
Aquí estás otra vez, eterna, exacta, infinita. Y sigues viva; la prueba está en tu gente, que no se arruga, que sigue viendo, callando y trabajando. Todos ellos se merecen con justicia la más cordial de las bienvenidas, pues están a punto de concluir un viaje que siempre, siempre, se hace largo, y cuya distancia no la miden las hojas del almanaque sino la hondura de los recuerdos. Bienvenidos compañeros a la primavera, bienvenidos a abril, bienvenidos a la Semana Santa de Cáceres. Palabras Mayores.