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A raíz de una conversación en Twitter con algunos hermanos, surge esta reflexión que me gustaría trasladar aquí a la web para que pueda opinar más gente.
La cuestión viene del reconocimiento unánime a la labor de los músicos y bandas en general, que además en mi opinión -y creo que no soy el único- son un colectivo particularmente infravalorado e incomprendido en nuestra ciudad.
En estas venía un hermano a apostillar que ojalá todos los aspectos que forman la Semana Santa tuvieran el mismo trabajo y dedicación que las bandas (espero que me perdone si no he usado la frase literal, pero el sentido era ese). Y yo, por supuesto, no puedo estar más de acuerdo. 
Pero creo que en Cáceres no es viable. Pienso que no es un problema de que no se quiera, sino de que no se puede.
Se me ha venido a la cabeza el ejemplo de los hermanos de carga. Yo soy el primero que defiende, y seguirá defendiendo, la celebración de ensayos y reuniones de los hermanos y jefes de paso durante buena parte del año. Pero seamos francos… ¿seríamos capaces de sostener ese compromiso multiplicado por los cinco, seis, ocho o hasta más pasos que sacamos muchos hermanos en Semana Santa?
Creo que en Cáceres hemos sido capaces de construir y consolidar una Semana Santa enorme con relativamente escaso material humano. No somos mucha gente en proporción a la cantidad de cofradías, pasos y eventos que se celebran a lo largo del año. Y en algunos aspectos, quizá, debamos asumir la renuncia a determinados procesos ideales para ser capaces de sostener y continuar con esto hacia delante. Es el precio que hay que pagar.

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Quiero compartir hoy una entrevista que encontré en el foro de PatrimonioMusical.com (portal que aprovecho también para recomendar a todos los interesados en las lides musicales) al músico y compositor Nicolás Barbero. 
La entrevista no es actual, tiene ya algunos años, pero para mí es más que vigente y a buen seguro no deja indiferente a nadie. Yo no soy objetivo, pues me declaro ferviente admirador de su música, pero suscribo una por una todas las opiniones vertidas en este cuestionario. Recomiendo leerlo y reflexionar. Sus respuestas, como sus composiciones, no son siempre fáciles de digerir en primera instancia.

Enlace original: Entrevista a Nicolás Barbero Rivas

Nicolás Barbero Rivas: 
“Hoy día muchos juegan a componer”
Hace un alto en su ‘maratoniana’ jornada de preparación de cara a las próximas oposiciones al conservatorio para recibirnos. Ante su piano, fiel compañero a lo largo de cerca de 20 años de carrera, habla acerca de su visión del mundo cofrade, y especialmente de su música, a la que lleva vinculada desde los 15 años. Aplaudidas piezas como ‘Reo de Muerte’, ‘Sangre en tus clavos’ o ‘Lloras en tu Soledad’ forman parte de su particular catálogo, que pretende ser distinto al del resto. Es Nicolás Miguel Barbero Rivas, el más joven autor consagrado de música cofrade en nuestra ciudad y quien cierra esta sección. Palabras directas y sinceras sobre el mundo musical de las cofradías de la actualidad que, a buen seguro, como su música, no van a dejar indiferente a nadie.

¿Qué tienen tus marchas que no tienen las de otros compositores?
Conocimientos musicales, fruto de una buena preparación. No me considero bueno, pero por ello me preocupo por mejorar y prepararme, ya que en mi opinión, la composición es algo muy serio, y no puedo hacer como otros muchos hoy día, que juegan a componer.
¿Están dando los compositores de hoy día todo su potencial a la hora de trabajar?
Sí, en muchos casos, y se pueden contar con los dedos de las manos. El problema es que mucha gente se basa en trabajar sólo ante el ordenador, y eso no lo es todo.
En tu opinión, ¿qué habría que hacer?
Trabajar más en la base musical, no ya con armonía, sino con lo fundamental y lo primero, el lenguaje musical, el solfeo, que es lo básico y parece que a veces ni tan siquiera se sabe.
¿Cuál es tu fuente de inspiración más recurrente?
Ninguna. La inspiración es necesaria hasta cierto punto. Cuando hay preparación musical, la inspiración queda relegada a un segundo plano. Ya lo he dicho, no soy bueno ni un genio ni nada por el estilo, pero por necesidad, una vez tuve que hacer una marcha en media hora. Gracias a mi formación, pude hacerlo.
¿Ni siquiera tomando como base los clásicos de la música cofrade?
Me gustan mucho los clásicos, son nuestra tradición y hay grandes obras, pero desde el punto de vista artístico, y esto es un arte, debemos evolucionar. Tenemos que dar muestra de que ese arte está vivo y evoluciona, dejando cada época su sello y su estilo.
¿Qué proceso sigues a la hora de componer?
Básicamente compongo con el piano, y cuando no puedo hacerlo porque no lo tengo delante, pues de cabeza, mentalmente, siempre con mi papel pautado, mi lápiz y una goma de borrar. Después, cuando está todo hecho, utilizo el ordenador para pasar a limpio la marcha y presentársela a la banda.
Tus marchas, ¿son exigentes tanto para interpretar como para escuchar?
Sí, tanto para interpretar como para escuchar. Siempre que la gente escucha una marcha mía, suele decir “que cosa más rara”, pero al tiempo, le termina gustando, y parece que mucho. Cosa parecida ocurre con las bandas que las interpretan, que siempre dicen que son muy difíciles. Pues eso tiene una solución fácil: estudiar. Yo cuando estaba en el conservatorio no podía decirle a una profesora que tal o cual obra era muy difícil de interpretar. Si no salía, pues a estudiar más. La Semana Santa se creó como catequesis pública, para adoctrinar, y la música, como parte de ella, debe ayudar a ello, y es algo muy serio y por ello el compositor debe tener acogido un compromiso.
¿Cuál es ese compromiso?
Que con nuestra música debemos acercar a la gente más a Dios, no sólo a una imagen de una Virgen o a un paso de Misterio concretos. Esa es mi forma de pensar. Creo que debemos componer marchas más espirituales, que ayuden a ello.
Entonces, ¿qué es lo que quieres transmitir en tus marchas?
Quiero reflejar la ‘banda sonora’ de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Con respeto al resto de compositores y a quien no piense así, creo que esto es lo que debemos de hacer, nuestra obligación, como complemento a esa catequesis pública que es la Semana Santa.
En tu opinión, ¿cuáles son los males que acechan a la música cofrade?
Primero, que no entiendo como un compositor puede hacer tantas marchas en un año. Abunda la cantidad pero no la calidad. Parece que estamos para rellenar discos, y no olvidemos que ese no es nuestro fin, sino el de interpretar nuestra música a Dios. Otro, que nos estamos quedando estancados en la composición. No podemos pensar que todo está hecho. Tenemos que dejar constancia de nuestra época en nuestra obra. Ahí creo que el problema reside en que la gente no es que no tenga conocimientos para crear, sino que no quiere aprenderlos. Por último, decir que hay muchas bandas que optan, en vez de pedirte tus marchas, por sacarlas de oído de tus discos, significando un detrimento en la calidad de tu trabajo, ya que ellos después le ponen tu nombre a una cosa que no es verdaderamente lo que tu escribiste.
¿Se ha convertido este mundo en un negocio?
Sí, ¿acaso no lo es hoy el de la imaginería, la orfebrería o los bordados? La música es otro arte más, aunque está infravalorado, siendo nosotros los mayores culpables de que pase eso. De todas formas, yo no pretendo vivir de esto.

¿A qué le debes ser hoy día compositor de marchas procesionales?
A que cuando era estudiante de piano, con unos 15 años, quería hacerle una marcha a mi Cristo de la Borriquita de Dos Hermanas. Curiosamente, por circunstancias ajenas a mí, nunca se ha llegado a tocar dicha marcha, aunque está hecha desde hace años, y creo, que tampoco se tocará en mucho tiempo.

¿Y a quién le debes que hoy día seas compositor?
En mis inicios tuve el ánimo y el apoyo de José María Blanco y José Manuel Mena. Ya mi forma de componer y mi estilo, lo desarrollé por mí mismo.
Hoy día trabajas mucho con la Agrupación Musical La Pasión de Linares, a la cual muchos consideran la mejor de Andalucía, ¿a qué se debe esa relación especial?
A que ellos fueron los que realmente confiaron en mí en todo momento. Allí, aparte de una vinculación musical especial, tengo muchos buenos amigos. Todo lo que compongo que considero de mayor calidad y complejidad, se lo doy a ellos, porque responden sin problemas. Son buenos y trabajan duro, y además, no se dejan deslumbrar por Sevilla.
¿Es Sevilla un escaparate musical deseado por ti?
No, gracias a Dios. Por las circunstancias que sean, ni a mi ni a muchos creo que nos haga falta. Lo que se crea en Sevilla hoy día, musicalmente hablando, deja mucho que desear. Por ejemplo, las Tres Caídas de Triana o la agrupación de la Encarnación me han pedido marchas, pero no me siento identificado con su trabajo y su forma de trabajar, y les he dicho que no. En Sevilla, en cuanto a música cofrade, hoy día no está lo mejor. Hay muchas buenas semanas santas fuera y no las conocemos, y por lo que he podido vivir, tienen cosas muy buenas.
¿Qué está por venir en el mundo musical cofrade?
Sinceramente, no lo sé.
¿Qué quisieras que viniera?
Que se deje al margen ese estilo flamenco de ornamentación innecesaria. Le pido también a la gente que no se cierren meramente a lo material, y que abran más los ojos hacia el trasfondo de aquello hacia lo que componen. Espero una evolución, al igual que en otros aspectos de la Semana Santa, hacia algo más espiritual y religioso, que desgraciadamente, parece a veces que se ha perdido.
¿Qué te queda por hacer?
Como en la música de la Semana Santa no está todo por hacer, pues siempre queda algo pendiente. No tengo ningún objetivo concreto en la actualidad.
¿Qué le dirías a todos aquellos jóvenes que quieren adentrarse en este mundo de la composición musical cofrade?
Pues que tienen mi apoyo por completo, y que si alguien quiere acudir a mí para consultarme o para que le ayude, que lo haga. También les digo que deben ser conscientes de su preparación, y que todo es mucho más fácil con una buena formación musical. Aprovecharía igualmente para decirles que es muy importante una buena formación cristiana, ya que si su fin es componer piezas dedicadas a Dios y no creen en él, pues creo que no son honestos consigo mismos ni con el resto.

¿Algo más para despedirte?
Pues que esta es mi modesta opinión, y que no pretendo ofender a nadie. Si lo he hecho, pido perdón. No pretendo hacer crítica gratuita ni malsana, sino comentar los aspectos que, reitero, en mi modesta opinión, debemos entre todos mejorar sobre algo que a todos nos duele mucho: la Semana Santa.
PERFIL:
Lugar y fecha de nacimiento: Dos Hermanas, 28 de enero de 1979
Marchas compuestas: 1 para cornetas y tambores, 1 para banda de música y aproximadamente unas 10 para agrupación musical.
Marcha propia favorita: No tengo ninguna favorita, aunque si destacaría, tal vez por su contenido musical, la de ‘Señor de San Basilio’, compuesta para la Redención de Córdoba.
Marcha favorita de otro autor: Diría una de cada género; ‘Dios padre, Dios del Amor’ de Francisco Javier González Ríos en cornetas y tambores; ‘Soleá dame la mano’, de Font de Anta para banda de música y ‘Reina de los Ángeles’ de ‘El Canario’ para agrupación.
Momento de la Semana Santa nazarena que te inspire: Me quedo con las vísperas. Me encanta asistir a un Vía Crucis o actos así, y sin lugar a dudas, como momento más especial, el Domingo de Ramos por la mañana, la Función de Palmas, me encanta. 
Enlace original: Entrevista a Nicolás Barbero Rivas en el foro de PatrimonioMusical.com

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Antes de evaluar el problema de la coordinación de la música con los hermanos de carga en Cáceres, conviene repasar con detenimiento el siguiente vídeo (a partir del minuto 2:00):

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Me sorprende y no me sorprende la polvareda que se ha levantado a cuenta de la banda de música municipal y la subida de su tarifa. No me sorprende porque nuestro Cáceres tiene una habilidad innata para convertir un estornudo en un tsunami. Me sorprende porque el asunto es tan trivial como que esto es un libre mercado y tanto las bandas como las cofradías son organizaciones con plena independencia para cobrar y pagar lo que estimen oportuno. Y me sorprende más aún porque descolgarse con una subida tan brutal de los precios justo en el momento en que las cofradías pasan las mayores apreturas económicas de su historia reciente no podía tener otra consecuencia que la negativa. Bastante que se han sentado a negociar, muestra sin duda del aprecio que la banda municipal ha tenido siempre entre el colectivo cofrade. Pero con la que está cayendo y con los movimientos que están teniendo que hacer algunas cofradías, acceder a pagar el doble o más de lo que se venía pagando por una banda es algo del todo punto inasumible. No voy a entrar en si la subida de precio está justificada o no según la calidad de la banda, porque me parece algo totalmente secundario. No es cuestión de nivel musical, es cuestión económica. Puestos a justificar los precios seguro que a muchos les gustaría traer a Cáceres al Carmen de Salteras o a la BM de las Cigarreras, pero si no se puede pues no se puede. Y por otra parte no acabo de entender de qué sirven todas esas horas de esfuerzo para mejorar el repertorio procesional, si luego apenas van a poder desarrollarlo en la calle. 
Quiero recordar también que no es la primera vez que sucede esto. Ya durante los años 70 la Banda Municipal se ausentó de los desfiles municipales en varias Semanas Santas, cuando el ayuntamiento les permitió comenzar a cobrar por tocar en las procesiones para paliar que los sueldos de los músicos quedaban sistemáticamente fuera de las revisiones municipales. Por aquél entonces la cantidad que la banda pedía, y que la mayoría de hermandades no pudo asumir, era de 8.000 pesetas. Quien quiera conocer más datos sobre estas historias puede consultar mi libro Semana Santa de Cáceres: los años perdidos (1970-1986), del cual evidentemente hago descarada e indisimulada publicidad, pero es que si no lo hago en mi página personal pues ya me contarán ustedes 🙂

A mí personalmente me apena un poco lo sucedido. Con el máximo respeto hacia ambas corporaciones, siempre he sido más fan de la Municipal que de la banda de la Diputación, que me resultan particularmente incómodos para cargar. Los he llevado detrás en varias ocasiones (o delante en el caso de la Virgen de los Dolores, un detalle que no he entendido nunca, pero bueno) y creo que tocan poco -mucho paso a tambor- y la elección de las marchas a veces me desconcierta según el carácter del paso que acompañan. Pero bueno, esto ya son apetencias personales.

En cualquier caso, este debate debe servirnos para recordar que la música, aunque no sea políticamente correcto decirlo, es un elemento completamente accesorio en la Semana Santa, por mucho que nos guste -a mí el primero. Si no está una banda, estará otra, y si no está ninguna pues los cofrades seguiremos cumpliendo nuestra misión que es procesional y manifestar la fe en la calle. Así que pelillos a la mar y a disfrutar de la Semana Santa, sea con la banda que sea. Y como de disfrutar se trata, dejo una interpretación de la que para mí es con diferencia la mejor AM desde hace varios años en España (Pasión, de Linares) de la mano de ese asombroso genio de la composición que se llama Nicolás Barbero Rivas. En este caso se trata de Triunfo de tu Santa Cruz.

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¿Soy el único que aborrece las carreritas y las marchas tocadas a doble velocidad? Me parece algo cutre y carente de elegancia, los pasos transmiten mucho más con un ritmo acompasado.

Y como hermano de carga no se disfruta nada, al revés. A veces es hasta peligroso.