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Hoy presento, para quien no lo haya visto alguna vez, uno de los documentales más interesantes y más auténticos que existen acerca del mundo del costal – y de los hermanos de carga, que en definitiva hacemos el mismo trabajo.

El reportaje lleva por título «Los hombres fuertes de María». Se graba en Sevilla en el año 1997 alrededor de la cuadrilla de la Virgen de las Lágrimas de la Hermandad de la Exaltación. Es obra de unos alemanes y quizá esa distancia de los autores es la que permite presentar las imágenes y las entrevistas con total transparencia, una música por momentos muy peculiar -nada al uso cofrade- y declaraciones fuera de lo políticamente correcto. Bastan sin embargo escasos minutos para comprender que lo se escucha es cofradía, es vivencia, y es, ante todo, verdad:

– «No te puedo explicar el motivo por el que se sale debajo de un paso. Te gusta y ya está».

– «Llevo once años de costalero, y salgo de costalero porque allí encuentro a la gente que más me gusta y que son más de verdad. A los que les gusta dar y recibir leña al mono».

– «Para mí es un concepto muy humano. Si yo soy un hombre, me gustan las mujeros, soy un golfo, bebo… y pesar de eso voy y me meto aquí debajo, y trabajo, y a lo mejor hasta creo en Cristo. Dicen… ¿y este? este es un golfo, un tunante, un mujeriego, ¿y dice que cree en Jesucristo? ¿Tendrá cara el tío? Pues sí. Porque a mí Jesucristo me quiere como soy».

– «La Semana Santa son actos de mucho arraigo y la gente quiere ser protagonista de esto. Y el protagonismo que más ve hoy la juventud es meterse debajo de los pasos».

– «¿Se puede describir con palabras literarias el encuentro de tu Dios con la trabajadera?»

El vídeo está dividido en cuatro partes, y creo que es para no perdérselo:

Parte 1:
Parte 2:
Parte 3:
Parte 4:

85 – Mentiras, tópicos y errores del cargador cacereño (III)

Los que se mojan de verdad
¡Ah, la lluvia! Tan rápido como avanzamos en algunas cosas, seguimos anclados en el pasado siglo cuando sentimos la amenaza inminente del cielo. Gotita a gotita va limpiándonos el espejo opaco y mugriento, antifaz de nuestro reflejo verdadero, y pone en evidencia algunas de nuestras más profundas miserias. En este punto nuestra reacción me recuerda a cuando pisamos en la arena un camino de hormigas, y éstas pierden el rumbo correteando ciegas sin recordar cuál era su destino.
Yo creo que estamos un poco bastante atrasados en esta materia. Pocos se atreven a consultar en la red el pronóstico local para las próximas horas, y mucho menos a fiarse de él, aunque irónicamente después sí nos tomamos muy en serio los pronósticos del telediario con una semana de antelación o lo que unos pobres anónimos cobardemente vomitan en la sección de comentarios (que para mí es más «obituario») de los periódicos. Nos manejamos mal en entornos de incertidumbre. Apenas hay protocolos predefinidos sobre qué hacer en estas situaciones -ni cómo, ni quién. Reservamos amplio coto para la improvisación. En otras capitales, inclusive con peores climas o recorridos más largos, se negocian bastante mejor este tipo de situaciones, y digo yo que deberíamos dejarnos de tantísimo complejo de inferioridad y asumir de una vez por todas que estamos jugando en la Champions, con las exigencias morales y estéticas que ello conlleva.
En Cáceres, salvo excepciones muy puntuales, tenemos un clima muy benigno para Semana Santa, y cuando el tiempo viene malo apenas es por algún chubasco leve. ¿Qué haríamos aquí si nos cambiaran las latitudes? ¿Se imaginan enfrentarnos a fenómenos más crudos, tales como la nieve? ¿Nos quedamos en casa para que el cristo no se enfríe? ¿Sustituimos nuestros entrañables focos por faros antiniebla? Miedo me da pensarlo.
Tengamos la humildad suficiente para aprender. En este ejemplo, León ofrece una gran lección de madurez celebrando su Viernes Santo bajo la nieve con elegancia, sin perder ni un ápice de compostura, sin concesiones al apresuramiento, con su Plaza Mayor repleta de gente y ni un solo balcón sin la imponente y fría gala de luto. Igualito, igualito:
Al sur del sur : ¿Imitación o parodia?
El colmo de la osadía es cuando hablamos de las tendencias cofrades y empezamos a señalar con el dedo dividiendo a la Semana Santa en dos españas: Norte y Sur. Somos culpables de un delito terrible: enredamos la cultura para enemistar y confundir a pueblos vecinos. Levantamos una suerte de muro de Berlín, en alguna remota vereda entre el Tajo y Despeñaperros, y nos quedamos tan anchos ignorantes de que así reventamos la historia entera de las cofradías en nuestro país.
A veces hablamos como si nos creyéramos inventores o propietarios de algo, guardianes de la pureza académica y la ortodoxia en la tradición. Para certificar que el oficio de la carga no es de una orilla ni de la otra, que la fe no es propiedad de nadie y que la devoción no hay oro con qué pagarla, admiremos a estos esforzados costaleros sicilianos (festividad de Santa Ágata, en Catania) que colorean sus chicotás al son de los Gypsy Kings. Para que luego algunos se quejen del ritmo que llevan las bandas de aquí…
Yo soy de marchas más clásicas, todo hay que decirlo.



El observador observado
El público es un inocente juez que se siente observador y que no se sabe observado. En los ocho días -para mí siguen siendo ocho- que dura la Pasión, se acumulan muchas horas de paso frente a interminables filas de espectadores. Cuando uno camina frente a ellos, varal prendido en una mano y horquilla resonante en la otra, se abre de par en par un escaparate infinito que es el vivo reflejo de nuestra sociedad. Da tiempo a pensar, pero también a ver y a extraer muchas conclusiones. El público mirón, sin saberlo, se expone a la observación minuciosa. El mundo al revés.
Dudo mucho que alguien situado «al otro lado del cristal» llegue a leer estas líneas, pero por si acaso intentaremos aquí dibujar con la mayor precisión posible este singular bestiario social que los cofrades, escoltas y cargadores, van encontrándose a lo largo del recorrido.
– Sabelotodos: señoras y señores que se las dan de enteraillos soltando barbaridades sobre la cofradía. Muchas veces te quedas con las ganas de decirles algo, pero el estupor y la decencia actúan de freno.
– Novatos: gente boquiabierta que por sus graciosos gestos y comentarios se ve a la legua que están disfrutando de su primera vez.
– Holmes: niño que intenta averiguar si eres macho o hembra por la forma de tus zapatos.
– La calculadora: infantes por lo general acompañados cuya pasión es contar los hermanos de punta a punta del varal y calcular cuánta gente va debajo de todo el paso (no aciertan nunca).
– El cachondo: este socarrón se pasa todo el rato mirándote con ganas de decirte algo, y cuando por fin se arranca comprendes el verdadero sentido de la palabra penitencia.
– El locutor: señores acompañando a sus familias con el transistor a todo volumen, presencia que agradecen especialmente los cofrades aficionados al fútbol.
– Los miedicas: jóvenes que encogen los pies y se pasan más tiempo mirando al suelo que a la imagen. Tienen dificultades con los cálculos y mediciones de distancias.
– El locuaz: a la que te descuidas se pone a hablar contigo de las cuestiones más intrascendentes. No es preciso que te conozca de nada.
– Los risitas: bandadas de pavoadolescentes incapaces de disimular su temprana condición.
– Comepipas: ejemplares muy molestos que dan trabajo a los limpiadores. De corta edad aunque con excepciones, con frecuencia se mueven en manadas y contemplan los desfiles sentados en su bordillo.
– Balconeros y balconeras: esta curiosa especie acapara dos extremos opuestos. Hay un grupo muy piadoso que gusta de contemplar a las imágenes cara a cara, alargan la mano para tocar algún palio o alguna cruz, e incluso cantan saetas. Otros, por contra, ven pasar el desfile como quien ve pasar el tren, apoyados en la barandilla del balcón como si lo hicieran en un mostrador de tasca, y entretenidos en cualquier conversación que nada tiene que ver con el acto penitencial que se desarrolla frente a ellos.
– Los que te mandan callar: habitualmente señoras de cierta edad que se atreven a chistar con la boca para regañarte cuando la conversación se vuelve demasiado distendida.
– El que te conoce: yo paso mucha vergüenza en estos casos, tengo que decirlo. Algunos respetan lo que estás haciendo y te saludan con discrección. Otros parece que tienen un radar, te detectan desde varios metros de distancia y te aguantan la mirada hasta tal punto que no sabes si solo quieren ser simpáticos o directamente sacarte los colores.
– El fotógrafo: Señores de mediana edad que son capaces de recorrer tres, cuatro, cinco veces los desfiles de punta a punta, y encima tienen la puntería de enfocarte siempre a tí.
Hasta aquí seguro habrán llegado cofrades de trayectoria longeva. ¿Se les ocurre alguna tipología más?
Más chicha:

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Debido al dificultoso trazado orográfico que presumiblemente les aguarda en 2011, las cofradías cacereñas han presentado un innovador sistema de sujección para los pasos: las horquillas con suspensión y amortiguadores integrados. Los hermanos de carga confían en que esta novedad les permita atravesar con mayor comodidad el entorno de la Plaza Mayor, sus  ariscos pedregales y sus polvorientos aledaños.

Por el contrario, fuentes oficiosas consultadas por este portal nos permiten desmentir los rumores de que las hermandades piensen ejecutar una excepción estatutaria para permitir modificar el tradicional «zapato negro obligatorio» por botas de trekking a voluntad de sus hermanos. Según esas mismas fuentes, las túnicas con guardabarros también quedan descartadas como uniforme alternativo para esta campaña 2011.
Finalmente, la hermandad de la Salud continúa barajando la posibilidad de realizar algunos ensayos de su cuadrilla en el Portanchito.

– El traslado nos plantea dificultades logísticas, pero nuestros costaleros necesitan aclimatarse a las condiciones del terreno, ha declarado recientemente el capataz del paso de misterio.

Bueno, pues cuéntenos Doña Carmen… ¿cuándo nos van a devolver la plaza?

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Han pasado ya un par de añitos y es hora, creo yo, de hacer algún balance.
Vamos a analizar los hechos de forma objetiva. Dos años donde la tónica general ha sido el vertiginoso declive económico. Dña. Carmen Heras y sus secuaces no dejan de recortarnos la subvención, y ademas nuestras ilustres cofradías de toda la vida de Dios venden menos lotería (ahora son más a repartir y la gente ya se cansa). Dos años con la plaza de San Mateo en ruinas por culpa del atentado paisajístico de Atrio. Ahora por si fuera poco nos levantan también la Plaza Mayor (querrán hacer carrera oficial en Cánovas con parada y saludo obligatorio de los pasos frente a la Delegación de Hacienda). Dos años, encima, que el madrid no gana la liga ni siquiera con el Cristiano. El paro se ha casi duplicado. Dos años, en suma, en los que no levantamos cabeza, y que no hacen sino confirmar los negros presagios que muchos vaticinabais. Con pena he de reconocer, amigos, que estábais en lo cierto. COSTALEROS DIMISIÓN, coño ya!