Os voy a explicar la película para los que no seáis de por aquí, primero tenemos a Alberto Mateos que pasa por ser el fotógrafo cacereño con más sensibilidad cofrade, a varias cuartas del siguiente; luego hay un tipo de Sevilla que ve una foto de nuestro Alberto, la coge como modelo, la pinta, la presenta al concurso y le dan el primer premio. Al de Sevilla, no a Alberto. Alberto ya ha ganado el concurso otros años por méritos propios. Pero el tipo de Sevilla dice que no, que plagio no sabe si se escribe con G o con J, que los artistas son asín. Y que claro, si las musas se dan una vuelta por Google pues quiénes somos nosotros para decirles lo contrario, ¿o no? Y si viene un tipo de Sevilla y pinta la foto de un tipo de Cáceres y gana el concurso del cartel de la Semana Santa de Cáceres, y el segundo premio se lo dan a un tipo de Valencia porque los paisanos pasan tres pueblos del concurso del cartel de Cáceres… pues total, aquí no pasa nada. Tampoco pasó en 2016, a fin de cuentas.
Pero ojo, que yo no estoy diciendo que el tipo de Sevilla que ha pintado el cartel de izquierda sea un plagiador. No lo estoy diciendo. Tú puedes ponerte a pintar, su reflejo por aquí, su churretón de sangre por allá, y oye, al final te sale un dibujo parecido a una foto que alguien había hecho antes. Pues ya está, puede ocurrir.

Lamentable. Muy lamentable