Entrevista a José Manuel Romero (1/3)
* NOTA: Las opiniones que se exponen a continuación son autoría y responsabilidad de José Manuel Romero, no de Caceresenochodias.com.
Mi nombre es José Manuel Romero Álvarez. Nací en Cáceres, el 14 de septiembre de 1963, día de la Exaltación de la Santa Cruz. Cursé estudios primarios y secundarios en varios centros educativos cacereños. Mis estudios universitarios los realicé en la Escuela de Magisterio y en la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad de Extremadura. Actualmente ejerzo la docencia en el CEIP Bilingüe “Alba Plata”, como profesor de Inglés. Estoy casado y soy padre de dos hijos. Pertenezco a 4 cofradías penitenciales, a la de la Sagrada Cena y a la de la de la Virgen de la Montaña, de la que fui directivo durante 10 años, desde 1998 hasta 2008, desempeñando el cargo de Archivero. También formé parte de la comisión organizadora del Cincuentenario de la Cofradía de los Estudiantes. Pero mi mayor orgullo es haber nacido en una familia de cofrades, que, Dios mediante, lo seguirá siendo, pues mi mujer e hijos son también hermanos de varias cofradías cacereñas.
Cáceres en 8 días: ¿Por qué eres cofrade?
En principio, y como en la mayoría de los casos, por tradición familiar. Más tarde llega la fe, la devoción a diversas advocaciones, las adhesiones inquebrantables a las cofradías de mis antepasados o a las que ayudaste a fundar y hasta el amor a una ciudad, Cáceres, y a sus tradiciones.
C.8.D: ¿La Semana Santa tiene más de devoción o de afición? Y no vale decir que al 50%…
Como nuestra militancia cofrade se extiende a lo largo casi de toda nuestra vida, es algo que va evolucionando en las distintas etapas de la misma. En la infancia y adolescencia prima lo lúdico y querer imitar a nuestros mayores; por tanto estaría más cerca de una afición, de una celebración festiva. Con el paso de los años y la llegada de la etapa adulta, las devociones personales y la fe van ganado terreno y se convierten en la verdadera esencia de nuestra pertenencia a una cofradía y de la participación en sus cultos y procesiones.
C.8.D: Eres buen conocedor de la Semana Santa de otras ciudades, además de la cacereña. Dinos a tu juicio algún aspecto en que tengamos que aprender de otras ciudades, y algún aspecto en que otras ciudades deberían aprender de nosotros.
Conozco las Semanas Santas de Sevilla, Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María y Don Benito, Badajoz. De las dos primeras me llevaría para Cáceres la cultura cofrade de las personas que ven las procesiones, que son capaces de interpretar toda la simbología y enseres de un cortejo, desde la cruz de guía hasta la presidencia de eclesiástica. También envidio la importancia social y en los medios de comunicación, durante todo el año, de la Semana Santa en las tres ciudades andaluzas citadas y la forma que tienen de manifestar su fe, a veces muy recatada y otras muy efusiva, pero siempre poniendo el corazón y el alma. Y por último, me traería unos tramos de nazarenos de Don Benito, capuchones para nosotros, que en nuestra Semana Santa son una especie en peligro de extinción.
En cuanto lo que pueden aprender ellos de nosotros, pues no me considero ni autorizado ni lo suficientemente objetivo para decidirlo. Que vengan a ver nuestra Semana Santa y que saquen sus propias conclusiones.
C.8.D: Participaste en el reciente Rosario Magno bajo el paso de la Virgen del Rosario, a pesar de que no perteneces a la Hermandad de la Salud. ¿Cómo se te ocurre esta iniciativa y cómo fue la experiencia? ¿Encontraste algún impedimento?
Pues todo empezó, cuando me enteré de que iba a salir la virgen del Rosario, a la que llevo viendo desde niño en Santo Domingo, y me ilusionó mucho ser uno de los que tuviera el honor de sacarla por Cáceres. Como lo hacía la cofradía de la Salud, me puse en contacto con su Mayordomo, Luis Pedro Cámara Casares, que desde el primer momento me abrió las puertas de la cofradía de par en par, aun no siendo hermano. Acudí al primer ensayo con cierto reparo, porque aunque conocía, más o menos, a buena parte de la cuadrilla de costaleros, me temía que pudieran verme como a un extraño. Nada más lejos de la realidad, me acogieron como a uno más desde el primer momento. Es más, me ayudaron hasta en el más mínimo detalle, lo que yo agradecí sobre manera, dada mi inexperiencia en ese tipo de carga. En este punto debo citar al Hermano Mayor, Juan Luis González Bravo, que fue poco menos que mi Ángel de la Guarda. No debo olvidar a mis hermanos de cuadrilla, “los de abajo”, y al cuerpo de capataces. Gracias a todos y por todo. El día del Santo Rosario, tras 4 intensas sesiones de ensayos y el retranqueo, me parecía que llevaba al lado de ellos toda mi vida. La experiencia ha sido tan intensa y enriquecedora afectiva y espiritualmente, que, como no podía ser de otra forma, me daré de alta como hermano de la Cofradía en breve; aunque esta decisión más que mía es del Señor de la Salud, que puso a mi alcance todos los testimonios anteriores para que yo solo pudiera decir, humildemente, que sí.
C.8.D: ¿Se te ocurre alguna solución para el asunto de la Virgen del Rosario, o tendremos que esperar otros 83 años para verla en la calle?
Pues en buena parte dependería de la actitud de la comunidad franciscana “Santa María de los Ángeles” y del fraile que detente el cargo de Guardián en el momento en el que se planteara cualquier cambio. Verdaderamente, la imagen, por su historia y antigüedad, se merecería, al menos, que se le diera culto. Lo de sacarla en procesión es algo que deberían dilucidar las dos cofradías que tienen su sede en Santo Domingo. A mí me encantaría que procesionara anualmente en su festividad. En Semana Santa, me parece inviable, pues la cofradía de la Salud ya tiene encargada la talla de su advocación mariana, la Virgen de la Estrella, y, aunque la Señora del Rosario es preciosa, no la veo de dolorosa el Viernes Santo al lado del Cristo de los Estudiantes. Pero verla en procesión es el deseo de este cofrade, que la saque quien la saque estará muy cerca de Ella, porque seré hermano de ambas cofradías para aquellos entonces.