He recibido con agrado una carta de la cofradía de la Soledad informándome, como hermano con derecho a voto que soy, de los dos candidatos que concurren a las elecciones del próximo viernes y del programa e intenciones que presentan ambos.
En mi caso particular la cofradía tiene mi dirección de email, y la verdad es que hubiera preferido recibir la comunicación en mi bandeja de entrada y ahorrar a la hermandad el gasto tanto en sellos como en cadáveres de árbol. Ya sabemos cómo funcionan aún estas cosas y lo cierto es que tampoco lo esperaba, pero bueno. No será por no decirlo.
El sobre incluye un breve mensaje de cada uno de los candidatos (Inés María Ferreira Bermejo y Miguel Ángel García Moreno), en el que explican a grandes rasgos sus ideas y quiénes van a ser las personas que formen parte de la junta directiva en cada caso. Y me parece una iniciativa muy interesante, que yo al menos como hermano valoro bastante. Más de una vez hemos votado a un nombre o a una cara conocida sin saber quiénes van a ser las demás personas que ocuparán los cargos directivos; personas que en muchos momentos también van a tomar decisiones cruciales para el devenir de la hermandad y que van a intervenir en todos los procesos de gestión de la misma, en ocasiones con mayor alcance incluso que el propio mayordomo.
También me congratulo como hermano de la Soledad, porque tener la oportunidad de votar entre dos candidatos, dos grupos de personas dispuestas a trabajar por la cofradía, es un síntoma de salud y de que la institución está muy viva. No siempre se da el caso.
Las votaciones, por si hay algún despistado, son el próximo viernes 22 de noviembre en la ermita de la Soledad, de 12:00 a 20:00 horas.