A lo largo de este año se ha polemizado mucho sobre la remodelación de la Plaza de la Soledad, y cómo afectaría a la salida y entrada de la hermandad homónima. El pasado Domingo de Resurrección pudimos comprobar el resultado de primera mano.
Soy hermano de carga de la cofradía de la Soledad, y he podido entrar y sacar sus pasos numerosas veces a razón de cuatro por año, lluvia mediante. He de decir que personalmente la experiencia de este 2011 me ha resultado mucho más incómoda. Como sé que pasarán los lustros y las décadas y todos nos acabaremos acostumbrando a la situación actual, no quiero dejar pasar la ocasión de poner de manifiesto varias cosas, ahora, aún con el hombro caliente, y con el recuerdo vivo de lo acontecido en estos meses previos:
1 – La salida y entrada de los pasos, especialmente los de Virgen, es notablemente más problemática que antes. Y antes tampoco era ningún regalo.
2 – La plaza podía haber quedado exactamente igual de bonita -o de fea, según gustos- con otras medidas para la fuente y dejando más margen de operación para la salida de la hermandad.
3 – No es lo mismo hacer una prueba de salida una noche cualquiera, con la plaza vacía, con el ambiente distendido, con la gente descansada, y sin imágenes sobre los pasos, que hacer la operación en condiciones reales, con la plaza repleta de gente, con muchas personas subidas encima de la fuente, con los hermanos cansados, con las imágenes sobre las andas (mucho menor margen de maniobra al tener que salir desde más abajo), con jaleo, con nervios y con gritos.
4 – Leí antes de S.Santa unas declaraciones del concejal de obras en relación a este tema, como quitándose el marrón de encima, viniendo a decir que ellos habían hecho las obras con las medidas y referencias que les había dado la cofradía. Mire usted: ése es precisamente el problema. Una corporación responsable y seria en su trabajo, que se trae entre manos una fiesta de I.T Internacional (pretendida, por aquel entonces), no acude a nadie para pedir medidas ni referencias. Ya lo hubiera tenido todo en consideración de antemano. No ha sido así, y por eso ha pasado lo que ha pasado con el proyecto -no entraré en los sucesivos cambios efectuados sobre la marcha, ni en la esperpéntica idea inicial con los bancos frente a la puerta. Y por eso tenemos el resultado que tenemos: un obstáculo más que desluce una parte, un día, un momento importante de nuestra semana mayor.