La gente por lo general -y con inteligencia, a mi juicio- gusta de centrarse en otro tipo de cuestiones, quizá más mundanas, pero también más esenciales. A mí mientras me ilusione salir debajo de un varal… ni va a faltar mi hombro ni tampoco callará mi letra. Pero veo con pena cómo algunos cofrades más veteranos, necesarios y nunca en justicia reconocidos, han ido perdiendo su motivación por culpa de estas cuitas.
¿Qué estamos haciendo últimamente? Predicamos con la palabra -hermanos, co-fradía, perdón, humildad, amor, unión- lo que no con el ejemplo. Nuestro ejemplo es vacío, es interesado, es pecado capital. Nuestro ejemplo es envidia, ira, codicia y orgullo. Bueno, y gula también. La pereza y la lujuria todavia no han caído… y roguemos al Señor para que nunca lo hagan.
La Semana Santa de Cáceres goza de excelente salud, y atraviesa el mejor momento de su historia, le pese a quien le pese. Lo digo plenamente convencido y con todas las letras, y lo subrayo porque sé que hay que gente no ya en desacuerdo sino que hasta parece que les molesta. Yo no albergo el menor atisbo de duda, y los argumentos me los salto porque es de necios evidenciar lo que está a la vista de todos. Sin embargo, me parece que no estamos sabiendo aprovechar estos años de bonanza. No estamos apuntalando la nave para cuando lleguen las vacas flacas. El mundo de las cofradías no puede estar tan fracturado, algo estamos haciendo mal entre nosotros. Fallamos las personas. Y fallamos porque somos unos egoístas, porque nos preocupamos solo de nosotros mismos, no nos preocupamos ni de la Semana Santa, ni de la ciudad, ni de nada ni de nadie que no se llame ni se apellide igual que nosotros. Fallamos porque estamos metidos en una burbuja, porque nuestra ventana de percepción es minúscula, porque solo vemos nuestro color, porque no nos ponemos nunca en el lugar de los demás, porque nos faltan cojones para cambiar sin esperar a que el otro cambie primero.
Lo bueno de las personas es que ellas mismas tienen capacidad para arreglar sus errores. Pero para eso deben querer hacerlo. Y para querer hay que desprenderse de los ejemplos antes mencionados: envidia, ira, codicia y orgullo. Y para desprenderse de estos ejemplos…
… aquí es donde ya no sé cómo seguir.