67 – Jesús del Perdón

Cuánto aprieta aquí la crueldad de una soga. La tuya, la más solitaria de las soledades encima de un paso. El cruce de esas manos, nuestra vida aburrida, callada y quieta. Ellas tejen el lienzo de tu resignación anónima. Tus hombros en tensión luchan contra la carga liberada, la cruz que te robaron para vestirte de Ecce Homo. Qué hermosa solidaridad con tus hermanos de abajo. Y las cejas fruncidas, y los ojos bañados en dulce esperanza abandonada… ¿adónde van? Los arrojas hacia el cielo de Cáceres que oscurece tras la audiencia. Y sin embargo ni tus manos, ni tus hombros, ni tus cejas ni tu ojos piden clemencia ni consuelo. No los necesita quien hizo de su vida entera esclavitud y derrota. Porque a ti, ¿a tí quién te libera, Jesús del Perdón?
Foto: A. Polo