27

Las ocho y media, qué dolor,
voy camino de la churrería.
Un sábado y madrugando.
Cuatro porras, venga,
que es largo el día.

Aun falta gente habitual,
siempre queda algún rezagado.
A lo largo de la mañana,
los iremos viendo
por el traslado.

Tú, vete al coche aquél, sólo caben cuatro.
Quedaos alguien aquí, que aún queda trabajo.
¡No gritéis todos a la vez!
Ya no nos quedan na más que dos viajes,
mecachis en la mar… me he manchao el traje.
Este año pinta mal,
dicen que lloverá.
Me tengo que marchar,
yo te acerco después, que me da igual…

A ver qué hora es, la una menos diez…
siempre al final nos retrasamos.
Ya me estoy cansando, la banda no la aguanto,
este año me cambio de paso.
Ahí subirse dos, ¿adónde está el farol?
Pasa el agua que eche un trago.
Un chiste socarrón, ¡cuidao, el escalón!
Ya están los turistas mirando…

Venga, venga, un esfuerzo más y se acabó.
Venga y a partirnos aquí el alma,
que van a cerrar la iglesia.
Luego llegarán los jetas al final,
que no han sudado en toa la mañana;
después querrán una cerveza…
Y así pasamos las horas,
y los días juntos siempre sin romper esta cadena.
Hermanos en la procesión,
y hermanos fuera.

Curramos como animales,
orgullo de ser cofrades
y de levantar tu fiesta.
La Santa Semana da igual,
que llueva to lo que quiera.

3 thoughts on “27

  1. Lo mejor son los que se confunden de churrería. Y los que llegan a la hora justa de mover una horquilla de sitio y con eso justifican la cerveza y el pincho de gañote, y los que se suben a la escalera más alta con la voluntad de la gacela y la agilidad del elefante, y los que ponen las cosas «al soslay» o se rascan la espalda con la mano de algún sayón… pero sin ellos no tendríamos chascarrillos que contarnos. Nosotros, los «normales» también hacemos el gamba, ¡y de qué forma!

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